escribir para vivir

Este blog es una pequeña hoja de papel donde lo que escribo cada dia queda plasmado para que sobreviva en el tiempo.

dilluns, de setembre 25, 2006

Recordando recuerdos


Porque se siente tan apocada; sus sueños aun no se han hecho realidad.
El tiempo se acaba, y no perdona, pasa irremediablemente para todo el mundo por igual.
Los fantasmas del ayer la persiguen, al igual que la muerte asechándola en cada esquina deseosa de llevarla con ella.
No importa que sus sueños queden por el camino volando incontrolables;
Como una pompa de jabón, que el viento se encarga de llevar de un lado a otro sin destino fijo.
Lo ha intentado todo, alejar de sí la guadaña del desanimo y comprender que muchas veces los sueños se transforman en realidades cotidianas,
En momentos pasajeros, en felicidades efímeras, en tristezas recurrentes.
Posiblemente tenga que escuchar lo que el pasar del tiempo le quiere decir, y aceptar lo que le a dado;
Como un fantasma sin alma ni corazón, sin cuerpo, sin vida, vagar débilmente por la tierra.
Viviendo solo de ilusiones pasajeras que vienen y van, como un caramelo que se deshace rápidamente en su boca.
Muchas veces se pregunta, donde esta aquella soñadora valiente y trabajadora,
Aquella que las musas susurraban a sus oídos;
Canciones de amor, sueños de ilusiones, historias de superación.
¿Dónde habrá quedado todo aquello?,
La busca una y otra ves, en cada rincón, en los armarios, en el baúl de sus recuerdos.
Posiblemente en el cementerio del olvido se encuentre su cuerpo, abandonado a un destino cruel.

divendres, de setembre 22, 2006

Birgit

"Was du suchst; ist nicht auf den gipfein der berger, nicht in den tiefen der meere, nicht in den strassen der stadte: es ist in deinem herzen"

dimecres, de setembre 20, 2006

La foto de Sofía


Sofía entro en la habitación de aquel hotel sin pensar que mañana ella ya no estaría allí.
Solo hacia una semana que habían comenzado aquellas vacaciones de trabajo; si, sonaba raro, hasta para ella; “vacaciones de trabajo”. Como escritora sabia que la decisión de realizar aquel viaje en busca de información para su nuevo libro era un trabajo, pero aquel pequeño pueblo del sur de Escocia era tan idílico, que era como tomarse unas vacaciones.
Llevaba dos años trabajando en aquel libro que tantos problemas le habían causado. Hablar del miedo, del infierno, de lo desconocido de forma natural parecía asustar a la gente, había hablado con dos curas de una parroquia cercana a su casa pero le habían dicho que ella todo se lo tomaba demasiado en broma y no querían continuar hablando del tema con ella, el por que no lo había entendido, nadie quería hablar con ella sobre aquel tema, por esa razón había decidido escribir aquel libro, para demostrar que todo eran tonterías y que ella no tenia miedo de nada ni de nadie. Recordaba aun aquel mail que recibió de alguien desconocido advirtiéndole que no siguiera con el libro porque algo macabro podía sucederle, algún pobre infeliz quería que tuviera miedo, pero se había equivocado de persona.
Al entrar en la habitación del hotel, una sonrisa de felicidad le ilumino el rostro, era perfecto, dos habitaciones, una para dormir y la otra para escribir, con un pequeño secreter en el medio de una alfombra en tonos marrones y naranja le daba a la estancia un toque casi mágico, parecía que la estuviera esperando, sentía que todo aquello era como un regalo, ahora seria capaz de escribir el mejor libro de su vida.
Eran las seis y media de la tarde, Sofía radiante y pletorita, decidió dar un paseo por el pueblo. Las casitas blancas y azules, parecían estar sumergidas en un cuento de hadas, las olas del mar mecían las barcas de los pescadores rítmicamente, la arena era blanca y la espuma del mar la cubría una y otra vez. Era feliz con todo lo que veían sus ojos, aquel aroma a salitre le entraba por la nariz con tanto ímpetu que la mareaba deliciosamente.
Sin darse cuenta había oscurecido, miro el reloj y vio que ya eran las diez y media de la noche, no había gente por las calles y pensó que todos estarían cenando tranquilamente. Se dirigió al hotel con paso firme, tenia hambre y deseaba beberse una cerveza bien fría.
Una ves en el hotel en vez de dirigirse al comedor se fue directamente a su habitación, llamo al servicio de habitaciones y pidió de comer, apago la luz y se sentó en un sofá frente a la ventana. Fuera la luna llena iluminaba el mar de manera rara, sus ojos se perdieron con las olas. Una mano helada y blanca toco su frente. Sofía no tubo tiempo de gritar, un escalofrió doloroso recorrió su cuerpo y el horror inundo su mente, unas garras fuertes como el acero la abrazaron y con un impulso demoledor la arrastraron.
La mañana amaneció radiante y el mar era como un riachuelo tranquilo y relajado.
Delante de la puerta de Sofía había una bandeja con comida y las moscas comenzaba a revolotear encima de ella, la señora de la limpieza recogió la bandeja y toco tres veces sin recibir respuesta alguna.
Por la noche la misma señora volvió a llamar a la puerta nadie contesto. Llamo al director del hotel y los dos con la llave maestra abrieron la puerta, dentro no había nadie, la ventana estaba abierta y una suave brisa con olor a salitre entraba por ella, el hombre y la mujer se miraron extrañados, habían visto entrar a Sofía en la habitación y nadie había salido en toda la noche del hotel. Fue la mujer la que se acercó al ordenador de Sofía para ver si había algo escrito, y un grito de terror se escapo de su garganta. En el ordenador había una foto de Sofía, parecía salir del mismo infierno, Sofía se quemaba en el lentamente.